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Prepárate para la resiliencia evolutiva porque es lo que nos espera

Actualizado: 3 dic 2020



Lo que sabemos después del escaneo de tendencias emergentes durante el “Reseteo Global”


Por Claudia Quirós

 

El COVID-19 ha sacudido la vida de todos pero la crisis se superará. Sin embargo, los cambios económicos, políticos y sociales derivados de ella son inevitables y, por esta razón, es importante anticipar el mundo que vendrá después.


Para empezar, tenemos que tener claro que a pesar de ser un gran evento excepcional sin precedentes esta pandemia no fue un cisne negro. Hablamos de un evento de cisne negro cuando ocurre algo impredecible, una sorpresa total. Sin embargo, por increíble que parezca, los investigadores del campo de las enfermedades infecciosas emergentes (EID) ya habían predicho la aparición de un nuevo coronavirus.


A pesar de no ser tan inesperada como se podría pensar, esta pandemia nos ha obligado a reevaluar las tendencias globales emergentes, que han cambiado su posición dentro de los radares en los que los analistas de futuros basamos nuestras investigaciones. Al fin y al cabo, un radar de tendencias es un ente activo, con movimientos constantes, y en tiempo de crisis global su monitoreo debe ser frecuente: muchas de las situaciones son cambiantes a gran velocidad y en grandes proporciones.


¿Qué nos dice el radar de la pandemia?


Lo “normal” es una duda. Anhelamos y a la vez tememos el regreso a “la normalidad”, ya que desconocemos a qué será equivalente en el futuro.


Lo que sí es cierto es que con el tiempo se habrá alcanzado una “nueva normalidad” y, aunque persistirá un fuerte recuerdo de la crisis, el mundo habrá cambiado. Habremos evolucionado hacia una nueva cultura y conciencia de la sociedad que deberá prepararse para futuras emergencias y donde crecerán las demandas de un mejor liderazgo.


En el mundo después del coronavirus, las naciones deberían haber aprendido que no pueden preocuparse solo por un tema en el momento de mayores vicisitudes. Al contrario, cuando existen varios problemas complejos al mismo tiempo deben abordarse simultáneamente, y una crisis que emerge rápidamente no debería cambiar el panorama general de las prioridades.


Una de las grandes lecciones que dejará la pandemia será el haber aprendido mucho más sobre el valor de los informes fácticos. Al mismo tiempo, los gobiernos serán más conscientes de la necesidad de gestionar las percepciones del público y se impondrán medidas más duras para frenar las noticias falsas.


Aunque habrá dificultades económicas, las condiciones comerciales mejorarán. Se prevé un aumento de la conciencia de las alianzas y la colaboración cuyo enfoque será la reconstrucción de las relaciones internacionales y los sistemas geopolíticos, pero también un serio debate sobre la repatriación de cadenas de suministro vitales y la producción local para evitar que vuelvan a repetirse desabastos de sectores tan importantes como la industria médica.


La lección más importante: cultura de anticipación/ cultura de resiliencia.


El brote de COVID-19 también habrá demostrado una vez más la necesidad de prepararse para varios escenarios. Los planes que anticipan pandemias u otros cambios del mismo calibre no se elaborarán en vano, aunque en el momento de su realización este sea el sentimiento predominante.


El mundo es un lugar dinámico que requiere previsión y preparación para el futuro, y esta crisis ha revelado la fragilidad sobre la que hasta ahora estábamos asentados. Nos estamos viendo obligados a replantearnos las formas tradicionales de medir el progreso social y la calidad de vida. Ahora el foco está cambiando hacia otro indicador: la habilidad de las comunidades y organizaciones para tener éxito bajo presiones externas.


Por eso es tan importante la cultura de la preparación, un esfuerzo consciente y planificado por parte del gobierno y la sociedad para ayudar a su comunidades locales a desarrollar su resiliencia ante los riesgos previsibles.


Esta redefinición de lo esencial, pasará por una esfera individual, donde todo individuo puede hacer algo para mejorar su propia calidad de vida y contribuir a la sustentabilidad mayor. Pero tiene que llevar necesariamente al diseño de un sistema capaz de sostenerse por sí solo a través del tiempo y de cara al futuro: no una rueda que agota nuestra energía, sino a un móvil interconectado y perpetuo que simplemente repone nuestra capacidad de resiliencia.


Todas las personas deberán rediseñar su vida para contribuir a la resiliencia evolutiva para lograr transformar el sistema socio-económico-ecológico y político complejo en el que vivimos.


La cultura de resiliencia será un nuevo básico para los negocios y las sociedades futuras: será la nueva sustentabilidad. Y esto nos obliga a encontrar desde hoy la respuesta a una simple pregunta:


¿Cuál es tu plan para prosperar bajo nuevas realidades?

 

Ask a futurist es una sección de Orâkolo en la que Claudia Quirós o alguno de sus colegas futurólogos explican algún tema de interés sobre las tendencias y el futuro que nos espera.



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