Ciudades regenerativas: 3 pasos para lograrlo

Como ya hemos dicho en más de una ocasión, la sustentabilidad ya no es suficiente. Para afrontar las grandes crisis medioambientales que se nos vienen encima es necesario que empecemos a aprender un nuevo concepto: regenerar.
Como el mismo término sugiere, no se trata de mantener lo que está, sino de mejorarlo; mitigar el daño que ya se ha causado. Esto abarca grandes áreas, pero quizá uno de los puntos más importantes sea el futuro de las ciudades. Por eso, ya se está hablando de “ciudades regenerativas”.
La Ciudad Regenerativa está formada por ecosistemas que operan y están conectados a todas las escalas, desde soluciones de diseño individuales hasta planificación biorregional y colaboración nacional e internacional.
Hacer que las ciudades sean regenerativas es un reto enorme que no se logrará de la noche a la mañana. Para empezar, hay que saber hacia dónde apuntar y después se pueden dividir los grandes retos en pasos.
Paso 1: Lograr que la agricultura sea regenerativa
Se calcula que el 23%* de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están directamente relacionadas con la producción agrícola. Por eso, la agricultura regenerativa ya se está convirtiendo en un principio fundamental para muchos pequeños agricultores en todo el mundo. Consiste en adoptar un conjunto de prácticas centradas en la regeneración de la capa superficial del suelo, aumentar la biodiversidad, mejorar el ciclo del agua, mejorar los servicios de los ecosistemas, apoyar la biosequetación (mejorar la capacidad del ecosistema para capturar y almacenar carbono), aumentar la resiliencia al cambio climático y fortalecer la salud y la vitalidad del suelo agrícola.
Para ello, es posible que nos veamos en grandes controversias, como la aceptación de organismos genéticamente modificados (transgénicos), que producen mayores rendimientos, mejoran la fotosíntesis o capturan más CO2 en el suelo. ¿Aceptarán los consumidores los OMG como algo que puede ser bueno para el medio ambiente?
Otro gran reto será acomodar la demanda, sobre todo la de las ciudades.
Veamos algunos ejemplos:
La Habana, Cuba. La ciudad ha fomentado una especie de enfoque de baja tecnología para la producción de alimentos urbana, incluido un alto rendimiento con insumos externos mínimos, una distancia baja del cultivo al consumidor y una dependencia de la fertilización orgánica y las prácticas hortícolas sostenibles.
General Mills, en Estados Unidos. La empresa de alimentos ha lanzado programas piloto con el objetivo de convertir 1 millón de acres de tierras agrícolas en los EE.UU. y Canadá en agricultura regenerativa para 2030 mediante la promoción de la salud del suelo, la biodiversidad, el bienestar de las vacas y el rebaño y la resiliencia económica de los agricultores.
Danone y Microsoft, más enfocados en soluciones tecnológicas, han lanzado un programa para apoyar a las empresas emergentes que desarrollan soluciones sostenibles de alimentos y agricultura regenerativa utilizando inteligencia artificial, robótica y computación en la nube para mejorar los sistemas agrícolas.
*El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)
Paso 2: Usar materiales nuevos (y antiguos) energéticamente eficientes.
La mayor parte de la tecnología necesaria para "resolver" la crisis ya existe.
Ejemplos:
El concreto: Este antiguo material de construcción fue inventado por los romanos, pero el hormigón moderno es responsable del 8-10% de las emisiones globales de CO2. En cambio, el hormigón romano utiliza una mezcla de 90% de ceniza volcánica (puzolana) y 10% de cal, lo que provoca un impacto medioambiental mínimo.
La madera es otro material de construcción respetuoso con el clima, que funciona como sumidero de carbono. Cuando crecen, los árboles absorben CO2, que se almacena en los tablones y vigas que se utilizan para la construcción. El problema es que los árboles crecen lentamente.
El cáñamo industrial se encuentra entre las plantas de más rápido crecimiento del mundo. Una hectárea de cáñamo absorbe cuatro veces más CO2 por año que una hectárea de bosque y se puede utilizar para una variedad de materiales de alta calidad, como cuerdas, textiles, papel y el “hempcrete", bloques ligeros y resistente al fuego, un material de construcción resistente ).
Kenaf y bambú: Pueden proporcionar una fuente de materiales negativos en carbono para reemplazar los materiales actuales menos amigables con el clima.
Los materiales de cambio de fase (PCM). En términos de eficiencia, el aislamiento puede reducir el uso de energía para calefacción y refrigeración, pero los materiales PCM pueden regular activamente la temperatura sin costo de energía.
El vidrio inteligente y otros materiales para ahorrar o producir energía. Las alternativas más sutiles a los paneles solares en la azotea incluyen tejas fotovoltaicas y vidrio de ventana que no se pueden distinguir de los materiales de superficie normales.
Paso 3: Rediseño de la infraestructura.
Construir o expandir ciudades de manera que incluyan grandes áreas verdes que albergan tierras de cultivo, áreas silvestres, áreas recreativas, parques eólicos y parques solares puede ser beneficioso para el suministro de alimentos y energía junto con la biodiversidad y la salud mental de los ciudadanos.
Ejemplos:
Copenhague, Dinamarca. Los urbanistas introdujeron una estrategia a largo plazo en 1947 denominada "plan de dedos". En lugar de dejar que la ciudad crezca sin restricciones hasta convertirse en una expansión urbana, todos los ciudadanos deberían vivir cerca de los bosques y las áreas rurales. La ciudad y sus suburbios solo podrían crecer en 'dedos' a lo largo de ferrocarriles y autopistas, y entre los dedos, se preservaron o establecieron tierras de cultivo y bosques.
Randstad, Países Bajos. El nombre Randstad (Rim City) se refiere a cómo las áreas urbanas forman un anillo alrededor de una gran área rural de tierras de cultivo, salpicada de lagos, bosques y pequeños pueblos llamados Green Heart. A pesar de ser uno de los países más densamente poblados del mundo, los Países Bajos son el segundo mayor exportador de alimentos del mundo, lo que demuestra que incluso las regiones muy densamente pobladas pueden cultivar más alimentos de los que consumen.
Una reflexión final
“Es difícil ver si el modelo actual de crecimiento económico basado en el PIB puede ir de la mano con una rápida reducción de las emisiones ''.
Johan Rockström, director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, enuncia así una discusión que todavía no ha llegado a una conclusión firme:
A menudo se argumenta que el PIB es una mala medida de la riqueza y el crecimiento porque no compensa adecuadamente los costos ambientales. Si bien este argumento tiene mérito, si los consumidores están dispuestos a pagar una prima por productos y servicios sostenibles, es posible que podamos lograr un crecimiento sostenible incluso con medidas tradicionales como el PIB. Y este podría ser un gran paso en nuestro camino hacia la Ciudad Regenerativa.
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